domingo, 14 de septiembre de 2008

POBLACION Y MEDIO AMBIENTE

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Por: Julio Cesar Centeno
Mucho se ha especulado sobre la necesidad de controlar la población de los países en desarrollo. La población humana ha alcanzado tales proporciones que se teme exceda la capacidad del planeta para sostenerla. Demasiada gente. Entre mas gente, mas presión sobre el planeta.

Cerca del 80 por ciento de la población mundial se encuentra en los países en desarrollo. Para empeorar aun más las cosas, el crecimiento de la población se encuentran concentrado es estos mismos países. Cada año, la humanidad aumenta en 90 millones de personas.

Cerca del 90 por ciento de los nuevos habitantes del planeta se localiza en los países en desarrollo.

El problema parece así estar concentrado allí, no en los países industrializados. Como consecuencia, las soluciones propuestas se encuentran dirigidas a controlar la población de los países en desarrollo. El flujo masivo de anticonceptivos, esterilización en masa, dislocación cultural, y aun el genocidio, se encuentran entre las soluciones propuestas para alcanzar este fin. Todo en nombre del medio ambiente y del "desarrollo sostenible".
Sin embargo, la mayor parte de estos argumentos, así como la mayor parte de las soluciones propuestas, son solo el reflejo de la ignorancia, el racismo y la falsedad que saturan el debate internacional sobre población y desarrollo.

Algunas medidas efectivas para contrarrestar el crecimiento demográfico, tales como mejoras sustanciales en educación, salud y nutrición; la creación de empleos productivos; la diversificación de la actividad económica; la valorización justa de las materias primas; el reconocimiento de los costos ambientales y sociales de la actividad productiva; y el fomento de la exportación de productos procesados o semi-procesados, en lugar de materias primas, han sido apoyado retóricamente en negociaciones internacionales. Pero en la practica, han sido tomadas con una considerable dosis de escepticismo. Se argumenta que tales medidas implicarían un aumento en el nivel de vida de las poblaciones afectadas. Esto a la vez conduciría tanto a un mayor consumo de recursos, como a una mayor producción de desperdicios y de contaminantes, agravándose la situación actual. Se han así utilizado argumentos ambientalistas para reforzar el ya poderoso interés por impedir modificaciones al orden internacional vigente.
El resultado ha sido un dramático colapso en los indicadores de educación, salud y nutrición en América Latina y otras regiones en desarrollo, durante los últimos 15 años; un alarmante aumento de la población desempleada; mayor dependencia de las exportaciones de materias primas; y masas crecientes de seres humanos viviendo en la más absoluta pobreza.

Al mismo tiempo, la brecha entre el nivel de vida de países industriales y países en desarrollo se ha ensanchado hasta alcanzar proporciones inhumanas.
El principal impacto de la población sobre el medio ambiente se relaciona con dos variables fundamentales:

a] El consumo de recursosb] La producción de desperdicios y de contaminantes

En 1990 había 5.300 millones de personas en el planeta, 22 por ciento en países industrializados, y el 78 por ciento restante en países en desarrollo. Sin embargo, los países industriales eran responsables por cerca del 80 por ciento del consumo de recursos en el ámbito mundial. Eran también responsables por cerca del 80 por ciento de la producción de desperdicios y contaminantes.
Si midiéramos el impacto ambiental de la población humana con una medida uniforme, tal como la cantidad de recursos que consume una persona average en los países en desarrollo, o la cantidad de desperdicios y contaminantes que produce esa misma persona, concluiría que, mientras en 1990 había 4.000 millones de personas en el mundo en desarrollo, el equivalente poblacional de los países industrializados era de 14.000 millones de personas.
Desde el punto de vista del impacto ambiental, donde esta entonces localizado el problema poblacional?
Si incorporamos a la discusión la larga historia de esclavitud, explotación y miseria, que por siglos ha sido impuesta a los países en desarrollo por los principales países industriales, concluiríamos que nos encontramos ante una gigantesca deuda ambiental, económica y social, con la que hasta el presente se ha escapado una minoría de la población mundial, localizada en países industriales.

El insostenible crecimiento de la población de los países en desarrollo se encuentra estrechamente vinculado a los extremos niveles de pobreza a que se encuentran sometidos. La pobreza de los países en desarrollo es una consecuencia parcial del orden económico internacional, diseñado por países industriales para fortalecer sus propios intereses, e impuesto al resto del mundo.

La degradación ambiental que se observa en países en desarrollo se encuentra también vinculada a las relaciones políticas y económicas internacionales. Los países en desarrollo deben servir como exportadores de una cantidad cada vez mayor de materias primas [recursos naturales], a un precio real cada vez menor, para mantener la producción industrial y la riqueza de los países industrializados. La destrucción y degradación de los recursos naturales, y los costos ambientales y sociales involucrados, son normalmente ignorados en el sistema económico que se ha establecido.

El crecimiento de la población es, ciertamente, uno de los principales problemas con que se enfrentan los países en desarrollo. Acciones decisivas y efectivas son necesarias para resolverlo, respetando la variedad de características culturales, éticas y religiosas, en diferentes sectores de la humanidad. La falta de sistemas efectivamente democráticos de gobierno, y la profunda inequidad social evidente en la mayor parte de los países en desarrollo, son parte de la gama de aspectos donde cambios fundamentales son necesarios.

Pero el dilema de la población no debe aislarse del contexto económico y político en el que se ha gestado. La percepción del crecimiento demográfico en países en desarrollo como el responsable de la erosión ambiental mundial, es una falacia que debe ser erradicada. Sin embargo, se encuentra profundamente arraigada en la política internacional de muchos países industriales, como parte de su determinación por mantener el orden internacional que han establecido, independientemente de cuan profundamente injusto sea para la mayor parte de la humanidad. Corresponde ahora de la mayoría silenciosa de los países en desarrollo demoler estas falacias e injustitas, por el bien de la humanidad entera.
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN AMBIENTAL

Residuos sólidos domésticos Aunque a veces se piensa que el problema de la basura termina "poniendo la basura en su lugar", en realidad ahí es donde comienza. Como ya se sabe, cada habitante de esta Ciudad produce en promedio 1 kilogramo de basura diaria, que generan en total casi 20,000 toneladas diarias. Del total de ésta, un 30% se queda en barrancas y terrenos baldíos y el resto se recolecta por el sistema de limpia y va a dar a los grandes tiraderos controlados que existen en la Ciudad.

En el primer caso, la basura es fuente de infección local, atracción de fauna nociva y contaminación del paisaje. Pero es el segundo caso donde encontramos el impacto ambiental más severo, ya que además de los problemas mencionados, los grandes volúmenes de basura acumulados se fermentan, generando "lixiviados", o escurrimientos, que al llegar por gravedad al manto freático contaminan el agua. El suelo sufre un proceso de contaminación similar. Por otro lado, esta fermentación produce gas metano -importante gas de efecto invernadero-, que contamina la atmósfera.

La basura ejemplifica de manera contundente uno de los rasgos más importantes de la sociedad actual, es decir, el consumo como indicador de calidad de vida y los productos desechables como condición de confort.

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