Estamos en el umbral de algo nuevo. Esto no va a ser una época de ideologías orientadas socialmente. Sino una época liberada frente al futuro implícito. Esta situación hace que todos los avances tecnológicos aparezcan como muy deseados y está creando nuevas posibilidades espaciales y visuales para las casas.
Nuestro proyecto trata de responder a esta nueva situación. Tratamos de concentrar nuestros esfuerzos en dos direcciones: ambas tienen que ver con el espacio. Una con la apertura de los espacios cerrados y la otra con el cerramiento de los espacios abiertos. Estas condiciones opuestas se reúnen a partir de la equivalencia de los planos verticales y horizontales que aparecen como ligados entre sí. Lo que llamamos «el movimiento continuo de la materia».
Este espacio central ascendente juega el papel de anclaje visual. Para lo cual hemos cubierto el volumen de la escalera de cerámica y bloques de vidrio produciendo una referencia visual que es, al mismo tiempo, la imagen de la perfección del producto industrial así como de la obra pictórica, en referencia a la constante de habitar en torno a una imagen poética y ejemplar de fresco, sombra, brisa y playa. La presencia de la palmera nos mantiene en el diálogo necesario entre lo artificial y la naturaleza.
El primer piso está ocupado por los cuartos de los niños, de huéspedes y de servicio, así como un garaje para dos automóviles y un bote. El piso principal está destinado a la vida social de la familia y, en el más alto, los aposentos de los dueños de casa y su solario.
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