Para: LA NACION
Las cifras de La Habana Vieja asombran: en 214 ha hay 3370 edificios de los cuales 551 son monumentos; su población de 66.742 habitantes y ocupa 22.623 viviendas. Solo se demolieron 50 edificios y otros 67 se reconstruyeron. Fundada en 1519, su centro histórico y sistema de fortificaciones son desde 1978 monumento nacional y, desde 1982, Patrimonio de la Humanidad por declaración de la Unesco. A nivel nacional, es Zona priorizada para la conservación desde 1993 y Zona de alta significación para el turismo desde 1995.
"Cuando a fines del siglo XIX comienzan a desplazarse las clases adineradas desde el casco histórico a otros sectores ?explica Pablo Fornet Gil, especialista de la Oficina del Historiador de La Habana a LA NACION-, el área se tuguriza, con un alto nivel de hacinamiento. Al comenzar el proyecto de recuperación, en los ?90, una tercera parte de los edificios estaba en mal estado. Nuestro proyecto intenta restaurar el patrimonio, pero manteniendo a la misma población en sus sitios de vivienda."
- ¿Logran que la recuperación sea sustentable financieramente?
- Buscamos criterios novedosos. Se creó un mecanismo financiero propio que permite, lejos del tradicional mecenazgo, concretar la restauración de la ciudad. La propia Oficina del Historiador ?que comenzó como tal en 1930 y hoy dirige el planeamiento del casco histórico-, gestiona tanto las obras edilicias como la actividad funcional: oficinas, hoteles, y comercios, cuya renta permite la reinversión en la restauración con miras a la vivienda. No se concibe la recuperación del centro histórico sin la recuperación de la vivienda y de las actividades sociales para sus habitantes. Es un proyecto integral, que no se limita a rescatar el patrimonio físico, incluye los aspectos económico y social. Los emprendimientos comerciales son el soporte financiero de todo lo demás. Desde 1993 la estrategia de intervención territorial ha permitido que en quince años se haya recuperado totalmente un área de 40 manzanas, con 14 plazas principales de la ciudad. En los últimos diez años el área ha vuelto a ser el centro de la vida cultural: teatros, galerías y conciertos, se dan gracia a este programa.
- ¿Cómo es la tenencia y la ocupación de estas viviendas?
- De las 20.000 viviendas del centro histórico, alrededor del 40 por ciento es propiedad de las familias, el 20 por ciento son en alquiler, por las que se paga al Estado el 10 por ciento del ingreso, y el 40 por ciento restante está en usufructo gratuito. Son los conventillos, o ciudadelas, que por considerar la ley que no reúnen condiciones de habitabilidad adecuadas, ni se dan en propiedad ni se cobra alquiler. Son edificios antiguos, por recuperar. Cuando la vivienda está fuera del casco histórico se entregan en propiedad, si está dentro, se alquila. La mayoría de la población prefiere alquilar y permanece en el centro. Pero con la rehabilitación de edificios antiguos, se reduce la cantidad de familias que viven en él, ya que desaparece el hacinamiento. Algunos conventillos pasan a tener otros usos, pero otros se mantiene como viviendas, más confortables, más amplias: entre la mitad y un tercio de los antiguos habitantes del edificio regresan como arrendatarios.
- ¿Cuál es la superficie promedio en las viviendas recuperadas?
Depende del edificio. Mientras la vivienda nueva se construye con 60 m2 para dos dormitorios y hasta 90 para tres, en la rehabilitación el edificio manda, por sus tamaños y estructura: son amplias porque deben adaptarse a los espacios tradicionales, quedan de hasta 120 m2. Una nueva modalidad -que recibió mención en el premio Gubbio-, son las viviendas protegidas para la tercera edad, destinadas a personas solas o matrimonios, que constituyen el 18 por ciento de los habitantes del casco histórico. Se adaptan edificios antiguos con 30 m2 con sala, dormitorio, un baño, con atención social y médica, y participación en la vida comunitaria.
- ¿Cómo son los costos de recuperación?
Son inversiones altas. Pero se apostó por defender el patrimonio antiguo. No se ha dejado perder nada en los últimos 20 años por falta de fondos. Se hacen rehabilitaciones momentáneas, pero siempre el edificio se protege. En La Habana los edificios patrimoniales se cuentan por miles; gran parte está en mal estado y sabemos que la tarea es para toda la vida.
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